Tengo 50 años, de cuna peronista, con militancia diezmada, ya que en los 80 vivíamos a oscuras, sin libertad, con compañeros que ya no están, y otros que se fueron.
Vino en el 83 la alegría de la democracia, con nuestras primeras elecciones, y con cierta desazón partidaria, lo que nos provoco mayor militancia para una renovación del movimiento. La primera alegría vino en el 87 con la renovación encabezada por Antonio Cafiero y una nueva camada de dirigentes. Luego la interna hizo que Carlos S. Menem fuera el candidato a presidente en el 89 en el cual depositamos las esperanzas. La alegría por un triunfo del peronismo, se volvió en una nueva desazón en los primeros años de gobierno al ver aquel quien depositamos nuestras esperanzas, había traicionado los preceptos primarios del movimiento.
Fue nuestra década infame, la que nos saco del ganas de militar, perdimos el entusiasmo por querer cambiar las cosas.
En el año 97 por trabajo, empece a viajar bastante seguido a la Patagonia, recorrí mucho, San Antonio, Las Grutas, Puerto Madryn, Trelew, Rawson, Comodoro Rivadavía, Caleta Olivia, Puerto Deseado, San Julian, Río Gallegos; hice varios amigos, ellos me contaban de un Gobernador de Santa Cruz que levantaba banderas que yo tenia olvidadas, que quería ser presidente, yo les decía que no lo iban a dejar, que el aparato partidario no lo iba a dejar crecer, también les comentaba que solamente conocía a la esposa, Senadora, combativa ella contra todo el menemismo.
Vino el año 2003, mis amigos me llamaban, me decían Se viene Nestor, es el viento del sur que limpia los nubarrones, es el aire fresco que te va a recuperar los ideales.
Les creí, lo único que me generaba dudas, era de la mano de quien venia, la política vieja, turbia, golpista, no importa dije cerré los ojos y le di para adelante.
Después vino lo que todos conocemos, todos sus logros, quizás algunos de sus errores, pero quien trabaja se equivoca, y apareció su compañera de toda la vida a reafirmar todo lo que se había realizado.
Su desaparición física, porque sus ideales van a seguir viviendo, me trajo mucha tristeza, pero también me dejo mucha alegría por todos esos pibes, jóvenes militantes, donde los envidiaba sanamente, porque no pude verme reflejado, porque estaban en un país distinto que aquel que a mi me había tocado. Soy de una generación de militancia partida, al principio porque nos prohibían y después porque nos sacaron las ganas.
Por eso a esos jóvenes militantes, les digo mi reflexión: No entren en discusiones sin sentido si la militancia se debe hacer todos juntos, o militancia 2.0, todo sirve hoy tienen herramientas que nosotros no teníamos, pueden hacerse oír desde Ushuaia a la Quiaca, nosotros para juntarnos en unidad básica éramos 4 y teníamos que patear una semana, porque teléfonos tenían muy pocos. Por los blogs, facebook, twitter veo como se van multiplicando, se juntan a comer asados, choripaneadas, etc.
Acompañemos a Cristina para que se siga en el mismo camino, y con nuevas rutas. Con ustedes tenemos dirigentes para las próximas 2 y 3 generaciones.
Pd.: mi anonimato no es para insultar a nadie, solamente por temas laborales que cuando tenga la oportunidad de verlos se los haré conocer.
El Observa
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